estoy a salvo

amenaza de período de sequía de seguridad contra incendios forestalesEn medio de una sequía, donde el aire seco y el crujido de las hojas sugieren un estado de alarma constante, la naturaleza nos obliga una vez más a considerar nuestra seguridad y bienestar. A sólo diez kilómetros de distancia, un incendio forestal extiende su poder devastador y se acerca inexorablemente. Me di cuenta de la urgencia de nuestra situación cuando mi teléfono vibró con un mensaje preguntándome si estaba a salvo del incendio. Mi respuesta: estoy a salvo, pero me llamó la atención. ¿Cómo nos va realmente en medio de las amenazas? ¿Qué es seguro?

Seguridad frente al peligro, protección frente al abuso o libertad frente a la persecución: todo esto puede adoptar muchas formas. Esto me recuerda al apóstol Pablo, quien vivió bajo constante amenaza de persecución, como muchos cristianos experimentan hoy. Él dijo: "He viajado muchas veces, he estado en peligro junto a los ríos, en peligro entre ladrones, en peligro de mi pueblo, en peligro de los paganos, en peligro en las ciudades, en peligro en los desiertos, en peligro en el mar, en Peligro entre falsos hermanos" (2. Corintios 11,26). No hay garantía de que nuestras vidas como cristianos permanezcan libres de desafíos.

Podemos intentar confiar en nuestra propia seguridad, pero Proverbios dice: “El que confía en su propio entendimiento es un necio; pero el que camina con sabiduría escapará" (Proverbios 28,26). No puedo detener un incendio forestal solo. Hay medidas que puedo tomar para protegerme a mí y a mi familia limpiando nuestra propiedad de malezas y exceso de vegetación. Podemos seguir todos los protocolos de seguridad para evitar incendios. Es importante estar preparado para llevarnos a un lugar seguro en caso de emergencia.

David pide la protección de Dios: “Guárdame del lazo que me han tendido, y de la trampa de los malhechores” (Salmo 141,9). Fue perseguido por el rey Saúl, que quería matarlo. Aunque David estaba pasando por una gran prueba, Dios estaba con él y David tenía asegurada su presencia y ayuda. ¿Qué nos ha prometido Dios? ¿Prometió que tendríamos una vida sin problemas? ¿Nos prometió que no sufriríamos ningún daño físico? ¿Nos prometió riqueza como algunos quieren hacernos creer? ¿Qué nos ha prometido Dios? “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28,20). Dios también ha prometido que nada podrá separarnos de su amor: "Porque estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá para separarnos el amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 8,38-39).

¿Estoy a salvo?

Tengo mi seguridad en Jesucristo. ¡Él me hace sentir seguro y protegido! Las situaciones en esta vida cambian constantemente y cambian constantemente. Aunque no estoy a salvo de incendios forestales, abusos o persecución. En medio de este mundo, que constantemente nos enfrenta a desafíos, se nos recuerda constantemente: no debemos perder el coraje.

Estimado lector, en un mundo lleno de incertidumbre y desafíos, a menudo puede parecer que no existe un lugar seguro. Pero recordad siempre las palabras de Jesús: «Os he hablado estas cosas para que en mí tengáis paz. En el mundo estáis afligidos; pero tened ánimo, yo he vencido al mundo" (Juan 16,33). Deja que esta fe fortalezca tu corazón. Sepa que no importa cuán tormentosa pueda ser su vida, la verdadera paz y seguridad se pueden encontrar en Jesús. Manténgase firme, valiente y sepa que no está solo.

por Anne Gillam


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