La vid y las ramas

620 la vid y la vidMirar la foto de portada de esta revista es un placer para mí. En algunos días soleados de otoño se me permitió participar en la vendimia. Con entusiasmo corté los racimos maduros de uvas de las vides con unas tijeras y los coloqué cuidadosamente en pequeñas cajas. Dejé uvas verdes colgando de la vid y eliminé las uvas individuales dañadas. Después de poco tiempo dominé la secuencia de esta actividad.
La Biblia tiene mucho que decir acerca de la imagen de la vid, el sarmiento y su fruto: “Yo soy la vid verdadera y mi padre el viñador. Cada rama de mí que no da fruto, la quita; y todo el que da fruto, lo limpia para que dé más fruto. Ya estás limpio por la palabra que te dije. Permanece en mí y yo en ti. Así como el pámpano no puede dar fruto por sí mismo si no se queda en la vid, así tampoco tú si no permaneces en mí. Yo soy la vid, ustedes son las ramas. El que permanece en mí y yo en él, da mucho fruto; porque sin mí no podéis hacer nada »(Juan 15: 1-5).

Como un sarmiento, soy colocado en la vid Jesús por el viñador. Sin embargo, pasó mucho tiempo antes de darme cuenta de que estoy viviendo a través de él, con él y en él. A través de él fui refrescado con el agua de la vida de las profundidades y me abastecieron de todos los nutrientes para poder vivir. Su luz ilumina mi vida para que pueda crecer a su imagen.

Dado que la vid está limpia y no se ve afectada por enfermedades, dará buenos frutos. Estoy feliz de ser uno con la vid como una rama sana. A través de él soy precioso y vivo.

Jesús me mostró que sin él no puedo hacer nada. La verdad es aún más decisiva. Sin él no tengo vida y él me trataría como enredaderas marchitas. Pero el viticultor quiere que traiga mucha fruta. Esto es posible cuando tengo una relación íntima con Vine.
Te animo a pensar en Jesús la vid la próxima vez que tomes una copa de vino, comas uvas o disfrutes de pasas. Él también quiere vivir en una relación cálida contigo. ¡Salud!

por Toni Püntener