Libera el poder de Dios en oración.

La gente tiene muchos pensamientos sobre Dios y muchos no son necesariamente verdaderos. Si la declaración de Tozer es correcta y nuestro pensamiento acerca de Dios es incorrecto, entonces lo más importante acerca de nosotros es igual de incorrecto. El razonamiento básico acerca de Dios puede llevarnos a vivir con miedo y culpa, tentando a otros a pensar de Dios de la misma manera.

Lo que pensamos sobre la oración dice mucho sobre lo que pensamos sobre Dios. Cuando pensamos que el huevo de oración es la herramienta para obtener algo de Dios, nuestra visión de Dios se reduce a una caja de deseos celestial. Cuando tratamos de hacer negocios con Dios, Dios se convierte en nuestro beneficiario que está abierto a la negociación y que no cumple los acuerdos y promesas. Si buscamos en la oración algún tipo de apaciguamiento y reconciliación, entonces Dios es mezquino y arbitrario y debe estar satisfecho con nuestra oferta antes de hacer algo por nosotros. Todos estos puntos de vista bajan a Dios a nuestro nivel y lo reducen a alguien que tiene que pensar y actuar como nosotros: un Dios hecho a nuestra semejanza. Otra creencia acerca de la oración es que cuando oramos (correctamente) desatamos el poder de Dios en nuestro vidas y en el mundo. Aparentemente, cuando no oramos correctamente o cuando el pecado se interpone en nuestro camino, estamos reteniendo a Dios e incluso impidiéndole actuar. Este pensamiento no solo pinta una imagen extraña de un dios con grilletes que está controlado por fuerzas más poderosas, sino que también es una gran carga sobre nuestros hombros. Somos responsables si la persona por la que oramos no se cura y es nuestra culpa si alguien tiene un accidente automovilístico. Nos sentimos responsables cuando las cosas que queremos y anhelamos no ocurren. El enfoque ya no está en Dios, sino en la persona que ora, y convierte la oración en un esfuerzo egoísta.

La Biblia habla de la oración para discapacitados en el contexto del matrimonio (1. Pedro 3,7), pero no a Dios, sino a nosotros, porque muchas veces nos cuesta orar por nuestros sentimientos, Dios no espera que nosotros digamos las oraciones adecuadas para que Él pueda actuar. No es el tipo de padre que retiene las cosas buenas de sus hijos hasta que dicen la "palabra mágica", como un padre que espera que su hijo diga "por favor" y "gracias". Dios ama escuchar nuestras oraciones. Él escucha y actúa con cada uno de nosotros, obtengamos o no la respuesta que deseamos.

A medida que crecemos en nuestro conocimiento de la gracia de Dios, también lo hace nuestra visión de Él. A medida que aprendemos más acerca de él, debemos tener cuidado de no interpretar todo lo que escuchamos sobre él como la verdad definitiva, sino de probar las declaraciones sobre Dios, la verdad de la Biblia. Es importante tener en cuenta que las suposiciones falsas sobre Dios predominan en la cultura popular y cristiana y se disfrazan de supuestas verdades.

En resumen:

Dios ama escuchar nuestras oraciones. No le importa si usamos las palabras correctas. Él nos dio el regalo de la oración para que podamos entrar en contacto con él, a través de Jesús, en el Espíritu Santo.

por Tammy Tkach


pdfLibera el poder de Dios en oración.