Jesus el primogénito

453 Jesus el primero

En esta vida, corremos el riesgo de ser perseguidos por Cristo. Renunciamos a los tesoros y alegrías temporales de este mundo. Si esta vida fuera todo lo que obtenemos, ¿por qué deberíamos renunciar a algo? Si renunciamos a todo por este mensaje que ni siquiera es cierto, seríamos ridiculizados.

El evangelio nos dice que tenemos esperanza en Cristo para una vida futura, porque depende de la resurrección de Jesús. La Pascua nos recuerda que Jesús volvió a la vida, y nos hizo prometer que también nosotros volveremos a vivir. Si él no hubiera resucitado, no tendríamos ninguna esperanza en esta vida o en la futura. Jesús verdaderamente ha resucitado, así que tenemos esperanza.

Pablo afirma la buena noticia: “¡Cristo ha resucitado de entre los muertos! Él es el primero que Dios levantó. Su resurrección nos da la seguridad de que los que murieron creyendo en Jesús también resucitarán" (1. Corintios 15,20 Nueva traducción de Ginebra).

En el antiguo Israel, el primer grano cosechado cada año se cortaba cuidadosamente y se ofrecía en adoración a Dios. Solo entonces se podía comer el resto del grano (Levítico 3: 23-10). Cuando ofrecieron a Dios la gavilla de las primicias simbolizadas por Jesús, reconocieron que todo su grano era un regalo de Dios. La ofrenda del primogénito representó toda la cosecha.

Pablo llama a Jesús el primer fruto y al mismo tiempo dice que Jesús es la promesa de Dios de una cosecha mucho mayor que está por venir. Él es el primero en resucitar y, por lo tanto, también representa a los que resucitarán. Nuestro futuro depende de su resurrección. Lo seguimos no solo en sus sufrimientos sino también en su gloria (Romanos 8,17).

Pablo no nos ve como individuos aislados, nos ve como pertenecientes a un grupo. A que grupo ¿Seremos personas que sigan a Adán o aquellos que sigan a Jesús?

"La muerte vino a través de un hombre", dice Pablo. De la misma manera "la resurrección de los muertos también viene por el hombre. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos vivirán" (1. Corintios 15,21-22). Adán fue la primicia de la muerte; Jesús fue las primicias de la resurrección. Cuando estamos en Adán, compartimos su muerte con él. Cuando estamos en Cristo, compartimos con él su resurrección y vida eterna.

El evangelio dice que todos los creyentes en Cristo cobran vida. Este no es solo un beneficio temporal en esta vida, lo disfrutaremos para siempre. "Cada uno por turno: Cristo es las primicias; después, cuando venga, los que son suyos" (1. Corintios 15,23). Así como Jesús resucitó de la tumba, también nosotros resucitaremos a una vida nueva e increíblemente mejor. ¡Animamos! ¡Cristo ha resucitado y estamos con él!

por Michael Morrison