Con un nuevo corazón en el nuevo año!

331 con un nuevo corazón en el nuevo año.John Bell tuvo la oportunidad de hacer algo que, con suerte, la mayoría de nosotros nunca podremos hacer: sostuvo su propio corazón en sus manos. Hace dos años se sometió a un trasplante de corazón, que resultó exitoso. Gracias al programa Heart to Heart del Centro Médico de la Universidad de Baylor en Dallas, ahora pudo conservar el corazón que lo había mantenido vivo durante 70 años antes de que fuera necesario reemplazarlo. Esta asombrosa historia me recuerda mi propio trasplante de corazón. No fue un trasplante de corazón “físico”; todos los que siguen a Cristo han experimentado la versión espiritual de este proceso. La brutal realidad de nuestra naturaleza pecaminosa es que causa muerte espiritual. El profeta Jeremías lo expresó claramente: “El corazón es algo terco y abatido; ¿Quién puede comprenderlo?". (Jeremías 17,9).

Cuando nos enfrentamos a la realidad de nuestra “función cardíaca” espiritual, es difícil imaginar que tengamos alguna esperanza. Nuestras posibilidades de supervivencia son cero. Pero sucede algo maravilloso para nosotros: Jesús nos ofrece la única posibilidad posible de vida espiritual: un trasplante de corazón en lo más profundo de nuestro ser. El apóstol Pablo describe este generoso regalo como la regeneración de nuestra humanidad, la renovación de nuestra naturaleza humana, la transformación de nuestra mente y la liberación de nuestra voluntad. Todo esto es parte de la obra de salvación en la que Dios Padre obra a través de su Hijo y por medio del Espíritu Santo. A través de la salvación universal se nos da la maravillosa oportunidad de cambiar nuestro corazón viejo y muerto por uno nuevo y saludable: un corazón rebosante de su amor y vida imperecedera. Pablo dijo: "Porque sabemos que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque quien ha muerto ha quedado libre del pecado. Pero si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él" (Romanos 6,6-8).

Dios ha hecho un maravilloso intercambio a través de Cristo para que podamos tener una nueva vida en Él que es parte de su comunión con el Padre y el Espíritu Santo. Al comenzar el Año Nuevo, recordemos que cada día de nuestras vidas no debemos nada más que la gracia y la bondad de quien nos llamó: ¡nuestro Señor y Salvador, Jesucristo!

por Joseph Tkach