Jesús - El agua de la vida

707 manantial de agua vivaUna suposición común cuando se trata a personas que sufren de agotamiento por calor es simplemente darles más agua. El problema de esto es que la persona que lo padece podría beber medio litro de agua y aun así no mejorar. En realidad, al cuerpo de la persona afectada le falta algo vital. Las sales en su cuerpo se han agotado hasta un punto que ninguna cantidad de agua puede arreglar. Una vez que hayan tomado una o dos bebidas deportivas para reponer electrolitos, se sentirán mucho mejor nuevamente. La solución es alimentarlos con la sustancia adecuada.

En la vida, hay creencias comunes sobre cosas importantes que los humanos creemos que nos faltan para hacer que nuestras vidas sean satisfactorias. Sabemos que algo anda mal, por lo que tratamos de cumplir nuestros deseos con un trabajo más meritorio, riqueza, una nueva relación amorosa o la adquisición de fama. Pero la historia nos ha mostrado una y otra vez cómo las personas que parecían tenerlo todo descubrieron que les faltaba algo.
La respuesta a este dilema humano se encuentra en un lugar interesante de la Biblia. En el libro de Apocalipsis de Jesucristo, Juan nos da una imagen de la esperanza celestial.

Él cita a Jesús diciendo: “Yo (Jesús) soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. Y el espíritu y la novia dicen: ¡Ven! Y quien lo oiga, diga: ¡Ven! Y el que tenga sed, venga; El que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente" (Ap 22,16-17).

Este pasaje me recuerda la historia de Jesús encontrándose con la mujer junto al pozo. Jesús le dice a la mujer que el que beba del agua que él ofrece nunca más volverá a tener sed. No sólo eso, sino que esta agua viva, una vez bebida, se convierte en fuente de vida eterna.

Jesús se describe a sí mismo como el agua viva: «Pero el último día, el más alto de la fiesta, se apareció Jesús y gritó: ¡El que tenga sed, venid a mí y bebed! Como dicen las Escrituras, el que cree en mí, de su cuerpo correrán ríos de agua viva” (Juan 7,37-38).

Él es el ingrediente clave; solo él da la vida. Cuando aceptamos a Cristo como nuestra vida, nuestra sed se apaga. Ya no necesitamos preguntarnos qué nos llena y qué nos sana. Hemos sido realizados y hechos completos en Jesús.

En nuestro pasaje de Apocalipsis, Jesús nos asegura que Él tiene todo lo que necesitamos para vivir vidas plenas y satisfactorias. En él hemos sido despertados a una vida nueva. Una vida sin fin. Nuestra sed es saciada. Cosas en nuestras vidas como el dinero, las relaciones, el respeto y la admiración pueden enriquecer nuestras vidas. Pero estas cosas en sí mismas nunca llenarán el espacio vacío que solo Cristo puede llenar.

Querido lector, ¿tu vida se siente agotadora? ¿Sientes que tu vida es un gran intento de llenar algo que falta en lo más profundo de ti? Entonces debes saber que Jesús es la respuesta. Él te ofrece el agua viva. Él te ofrece nada menos que él mismo. Jesús es tu vida. Es hora de saciar esa sed de una vez por todas con el único que puede hacerte completo: Jesucristo.

por Jeff Broadnax