La entrada al santuario

695 la entrada al santuarioJesús colgado en la cruz. Él llevó todos los pecados del pueblo para hacer expiación por esto. Poco antes de su muerte dijo a su Padre en el cielo: "¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!" (Lucas 23,46 Biblia de Eberfeld). Después de que la lanza de un soldado atravesó el costado de Jesús, él gritó fuertemente y murió.

En ese mismo momento, se rasgó la cortina del templo que separaba el Lugar Santísimo de las otras partes del templo. Esta cortina bloqueaba el camino al Lugar Santísimo. Este hecho simboliza que Dios excluyó al pueblo del santuario a causa del pecado. Solo una vez al año, en el Día de la Expiación, el Sumo Sacerdote tenía acceso al Lugar Santísimo. Luego hizo expiación por sus propios pecados y los del pueblo con la sangre de animales limpios para el sacrificio.

Solo los sacerdotes tenían acceso al área sagrada. Partes delimitadas de la explanada y el patio estaban destinadas al pueblo judío y a los gentiles. Según el historiador Flavius ​​​​Josephus, la cortina tenía unos 10 cm de grosor y 18 metros de altura y apenas podía moverse con su peso. Cuando Jesús murió, se partió en dos de arriba abajo.

¿Qué trata de decirnos esta historia sobre la cortina rasgada?
A través de su muerte, Jesús abrió nuestra entrada sin restricciones al santuario de Dios. Sacrificando su vida y derramando su sangre, obtuvo el perdón de todos los pecados y nos reconcilió con el Padre. El camino al Lugar Santísimo - hacia Dios - ahora es de libre acceso para todas las personas que creen en Jesús y su obra de salvación.

Dios ha salido del templo hecho por el hombre y nunca volverá allí. El antiguo pacto con su sistema religioso ha llegado a su fin, dando paso al nuevo pacto. El templo y el ministerio del sumo sacerdote no eran más que una sombra de lo que está por venir. Todo apuntaba a Jesús. Él es el iniciador y consumador de la fe. Esto es ilustrado por Jesús, quien entró al Lugar Santísimo a través de su muerte como el Sumo Sacerdote perfecto. Con eso logró el arrepentimiento perfecto para nosotros.
Podemos beneficiarnos mucho de la entrada de Jesús en el santuario. Por él también recibimos libre acceso al santuario, que él abrió con su muerte. Jesús es el camino nuevo y vivo. Él mismo representa el velo rasgado, a través del cual derribó la barrera entre Dios y la humanidad. Ahora podemos enfrentar a Dios con confianza. Le agradecemos desde el fondo de nuestro corazón por su amor inconmensurable.

por Toni Püntener