El tesoro del corazon
Hoy les escribo sobre el tesoro de mi corazón. Tenía una arritmia cardíaca desde el verano pasado y no podía caminar libremente y sin síntomas. Gracias al tratamiento específico de un cardiólogo, resolvió esta dificultad con escleroterapia en el ventrículo izquierdo. Las manchas que trató parecían una flor estilística en la radiografía. Muchas gracias a nuestro Salvador y a todas las enfermeras.
El corazón es un tesoro precioso y con él toda nuestra vida. Es el órgano vital que determina nuestra existencia física. Nuestro trabajo es cuidar el corazón. Con qué facilidad se expone a peligros conscientes e inesperados. No debe esforzarse ni agotarse más allá de sus capacidades. En el peor de los casos, desde una perspectiva puramente humana, deja de latir. Físicamente, este es el final de la vida. Qué vergüenza sería si sólo hubiera sido moldeado por valores mundanos. Entonces nuestro futuro sería la muerte. Jesús habló de la importancia de las prioridades en nuestras vidas: “Donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6,21).
Nuestro ser más íntimo, nuestro corazón, está determinado por aquello en lo que nos enfocamos, nuestras prioridades y valores. Si nuestro corazón está apegado a los valores materiales del mundo, a las personas que se presentan a sí mismas, a los grandes conocimientos y a las elevadas ideas, veremos quién o cuál es nuestro tesoro.
Jesús, nuestro Salvador, llena nuestro corazón con su palabra: “Dios sólo se puede encontrar verdaderamente en Cristo, porque en él vive en toda su plenitud. Por tanto, también Dios vive en vosotros cuando estáis unidos a Cristo" (Colosenses 2,9-10 Esperanza para Todos). Él nos muestra el camino hacia su reino divino a través de una relación cercana y cálida con nuestro Padre Celestial y el Espíritu Santo. Jesús es el tesoro de nuestro corazón: “Dios quiso darles a conocer entre las naciones las riquezas gloriosas de este misterio, es decir, Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Colosenses 1,27).
Puede darse el caso de que nuestro corazón se calcifique debido a la edad y se vea afectado por arritmias cardíacas. El corazón está lo suficientemente vivo como para darse cuenta de que está conectado al mayor tesoro. Jesús, que resucitó de entre los muertos, es garantía para nuestra vida. Por eso les digo a todos mis queridos semejantes, cercanos y lejanos, que dediquen su vida a este tesoro. Él no sólo tiene el poder de curar enfermedades, sino también de resucitar a los muertos. Estas palabras no son sólo un deseo piadoso, sino que corresponden a la verdad.
Jesús es el tesoro de nuestros corazones. Si ponemos a Jesús en primer lugar en nuestras vidas, entonces nadie podrá separarnos de nuestro maravilloso tesoro porque estamos conectados a él de corazón a corazón. Te animo a recorrer este camino con Jesús porque así es como se experimenta la vida real.
por Toni Püntener
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